Las órdenes de aprehensión en contra de Luis Daniel Hernández Delgadillo están congeladas. Sobre el solitario personaje pesan por lo menos 12 denuncias por robo, agresión, asalto y fraude. No son pocos los videos que circulan en las redes sociales en los que se le ha podido captar infraganti en sus fechorías. Las carpetas de investigación y expedientes se le acumulan, pero inexplicablemente nunca avanzan en la Fiscalía General del Estado, quizás porque ahí trabaja como mozo de oficina en la Dirección de Rezagos, o quizás porque tiene protección de su sindicato e influencias.
El empleado gubernamental por las mañanas, y señalado malhechor por las tardes, también es sobrino de Jorge Daniel Hernández Delgadillo, ex delegado de gobernación, ex procurador de justicia y recientemente nombrado enlace interinstitucional del gobierno Juan Manuel Carreras López.
La historia delictiva de Luis Daniel, ahora conocido por el mote de El mozo tramposo, está documentada a partir del 10 de septiembre del año 2017, cuando fue denunciado por diversos delitos entre ellos el de robo con violencia en contra de un ciudadano que ratificó su denuncia, entregó a la autoridad la identidad del presunto, sus generales, dirección y lugar de trabajo para que rindiera cuentas ante la justicia, sin embargo, la querella quedó impune. La queja sigue archivada en el expediente PGJE/SLP/ 21385/17
Meses más tarde, el 28 de agosto del año 2018, el mismo individuo fue captado por las cámaras de seguridad de un gimnasio robando equipo de computo, dinero y otros bienesde los casilleros del establecimiento, por lo que también fue denunciado, plenamente identificado y señalado. La denuncia tampoco prosperó pero el comercio publicó el video de su circuito cerrado para advertir a sus socios.
El 30 de agosto de ese mismo año, Luis Daniel Hernández Delgadillo fue denunciado por un particular que lo acusó de ser el presunto responsable de robo de dinero y materiales en un establecimiento del poniente de la capital. Su “modus operandi” en éste y otros delitos era el de distraer a los empleados de mostrador para robar artículos, o tratar de engañarlos diciendo que va de parte del dueño del negocio por dinero. El expediente en este caso fue catalogado con el número 21247/18.
El 14 de octubre, también del año 2018, fue captado por las cámaras de otro establecimiento, ésta vez en la delegación de Villa de Pozos, donde entró a una pastelería-café, en donde amagó a los empleados para llevarse dinero en efectivo.
En los videos, que también se compartieron en las redes sociales, se le señaló como “el ratero de Pozos”, y en el material se puede identificar plenamente a Hernández Delgadillo, que viste de camisa blanca y gorra cuando cometió el ilícito.
De todas las denuncias aquí plasmadas y de las que éste medio tiene copia y constancia, solo una pudo prosperar para que se integrara carpeta de investigación para que se solicitase una orden de aprehensión en contra de El Mozo Tramposo, sin embargo, el mandamiento judicial se encuentra inexplicablemente detenido.
La última agresión pública registrada de Luis Daniel Hernández Delgadillo quedó registrada mediante un video ciudadano publicado el 15 de julio de éste año cuando el influyente burócrata sindicalizado se baja de un vehículo tipo March rojo sin placas para pegarle de patadas al carro de un conductor que lo graba.
La furia de Luis Daniel Hernández, El Mozo Tramposo, se desató cuando el conductor le hizo ver que se encontraba mal estacionado.
Iracundo, el empleado de la Fiscalía se baja, golpea el carro y amenaza : «Bajale de huevos porque yo si te parto tu madre». También se baja una mujer, presuntamente la madre de Hernández Delgadillo y hermana del funcionario estatal, para insultar a su víctima.
Resulta extraño que con casi una docena de denuncias en su contra, la impunidad todavía cobije a quien, se supone, es solamente el encargado de barrer y trapear las oficinas que utilizan las priistas Maribel Lemoine y Laura Ávila en la Dirección de Rezago de la Fiscalía General del Estado.
De la misma forma contrasta la velocidad en que la Fiscalía pudo detener al presunto autor de un feminicidio a pocos días de ocurridos los hechos, pero no pueda atrapar a un pájaro de cuenta que anida en sus propias oficinas.
